Sobre el Pan

El pan ha sido y es un elemento fundamental de nuestra dieta. Tiene proteínas, hidratos de carbono, grasas, fibras, vitaminas y oligoelementos esenciales. Una fuente fantástica de energía. Y resulta hasta como antidepresivo. Se recomiendan dos porciones diarias de pan.

Es una masa  que está preparada básicamente con harina (normalmente de trigo), sal, agua potable y levadura activa o fresca.

La harina de trigo tiene una componente principal y este es el almidón, que alcanza al 82 por ciento, siendo otro elemento importante el gluten, que representa el 85 por ciento de la proteína de la harina, y que es el que le da a la masa esa propiedad elástica y extensible a través de la formación de una red tridimensional, que facilita la retención de los gases y sustancias volátiles que se producen durante la panificación y por la adición de la levadura. En trigo con gluten de buena calidad es un factor básico para que una harina sea panificable, la acción de los fermentos o levaduras, la fracción proteica se degrada en aminoácidos y oligopéptidos, que intervienen en la fermentación y como responsables del indiscutible y apetitoso aroma del pan, especialmente cuando esta horneándose, y que llena la casa haciéndonos la boca agua.

Cuando se adicionan considerables cantidades de leche y azúcar, la miga se vuelve muy blanda, como en el caso del pan inglés o pan de molde, y cuando se quiere enriquecer el pan para hacerlo más nutritivo se adicionan importantes cantidades de huevo y leche. En los últimos años, ha aumentado el consumo de pan integral, elaborado con harinas integrales, y muy utilizado en las dietas y regímenes por su bajo aporte calórico.

Su historia

El pan fue la base principal de la alimentación, en tiempos pasados, y ciertamente no muy lejanos, su  historia va unida a la de la civilización y el progreso humano. El pan era ya conocido antes del nacimiento de Cristo, y se cocían sin levadura, es decir, pan ácimo.

En Egipto, un aprendiz de panadero descuidó una masa preparada y esta quedo expuesta al aire durante más tiempo que el acostumbrado. La superficie húmeda de dicha masa se fermentó y al hornearla se hinchó logrando un volumen muy superior al original. Este fue el origen del pan blando, esponjoso, de cáscara dorada y crujiente, sabroso y fácil de digerir. La fermentación de la masa se había logrado en forma natural.

Según se deduce de la interpretación de algunos jeroglíficos el pan se consumía con superabundancia en Egipto, y  ya en el año 400 AC. Aristófanes  describió su proceso de elaboración, los hebreos, los egipcios y pueblos vecinos utilizaban las masas fermentadas con levaduras dentro de su cultura antigua y extendieron esta forma de alimentación a Grecia, donde se perfeccionó su elaboración al mejorar la calidad del pan y adecuar la cocción con la utilización de los primeros hornos.

Fueron finalmente los romanos quienes se encargaron de transmitir estas técnicas a la totalidad de Occidente. La cocción del pan se divulgo y favoreció en Italia con la aparición de quizás la primera corporación de panaderos que se dedico a la fabricación de diversas clases de pan impulsando de este modo el comercio panadero, con la utilización de diversos cereales y distinguiendo el pan blanco del moreno, que a diferencia de hoy en día se suponía de inferior calidad y más consumido por la población de clase baja.

En nuestros días, se ha conseguido una evolución técnica con modernas panificadoras que ha permitido el abastecimiento de las poblaciones y la regulación de un gran mercado.

Hoy, y especialmente en las sociedades occidentales que han alcanzado un considerable desarrollo, ya no es así, o no lo es hasta el mismo extremo, aunque sigue siendo, por supuesto, un elemento nutritivo prácticamente imprescindible.

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